top of page

Imperio, de Iria G. Parente y Selene M. Pascual

Esta semana os hablo de Imperio, de las autoras Iria G. Parente y Selene M. Pascual, una distopía futurista con una gran crítica hacia las redes sociales. Me compré este libro precisamente porque lo conocí a través de las redes sociales, por comentarios de otros lectores, y me llamó la atención por el concepto del edificio en el que trascurre la historia y por esa premisa a lo Gran Hermano. La verdad es que he encontrado bastantes referencias que os explicaré durante la reseña, pero antes de nada, deciros que comparto el sentimiento de otros lectores que decían que la novela les había enganchado: es totalmente cierto. A mí me ha gustado mucho y me ha atrapado hasta el punto de pensar en la historia a lo largo del día, deseando que llegara el momento de poder ponerme a leer. Hacía tiempo que no tenía esa sensación y la he disfrutado muchísimo. No he querido leerme el libro en un día o dos como han hecho otras personas, yo necesitaba saborearlo, quería que me durara más tiempo, no podía abandonarlo tan pronto. Me duró una semana.


Imperio es un edificio en el que se desarrolla la competición en directo más importante del mundo. Treinta participantes, considerados Iconos por reunir a un gran número de seguidores y ser influyentes en sus diferentes ámbitos, se exponen las veinticuatro horas del día a la mirada de los Testigos, el resto de la población que, con su atención, conseguirán que solo uno de ellos consiga llegar a ser Imperial, un pequeño grupo de elegidos que gobiernan sobre los demás. Pero la competición no solo consiste en superar los diferentes juegos: la convivencia, la estrategia y los retos personales serán clave para conseguir más visualizaciones. Todos quieren ser admirados, todos quieren mantenerse entre los pisos más altos y llegar al piso 30, todos quieren cruzar el camino que les llevará directos a la mansión de los Imperiales.


El libro está narrado en primera persona desde el punto de vista de siete de los personajes: Dana y Liv Shifter, dos hermanas que participan juntas, aunque cada una tiene una idea diferente de lo que supone estar en Imperio; Evan Walker, que quedó segundo el año anterior y hará lo que haga falta para llegar a ser Imperial, al igual que Bianca Fiore, que participó con él y ambos se quedaron a las puertas de conseguir su sueño; Félix Oliveira también ha estado en Imperio anteriormente, pero fue eliminado tan pronto que necesitaba demostrar hasta dónde era capaz de llegar evitando cometer los mismos errores del pasado; Sasha ha entrado con su pareja, o mejor dicho expareja, Asher, quienes al ser conocidos mundialmente desde que empezaron a salir juntos deciden fingir su relación también allí dentro para no perder todo lo que han conseguido; y luego está Blake Cooper, a quien casi nadie conoce, pero que con su ingenio y estrategia conseguirá llamar la atención de todos tanto dentro como fuera del edificio.


Es una historia que está muy bien construida a pesar de la complejidad que supone, ya no solo al tener tantos personajes, sino que cada uno de ellos narre su historia, tanto la que quieren mostrar ante las cámaras como aquello que prefieren ocultar. El objetivo de todos es el mismo, pero no todos están dispuestos a hacer cualquier cosa para conseguirlo. Hay quienes han vivido toda su vida como Iconos, no conocen otra forma de vivir y temen perderlo todo, hay quienes consiguieron pasar de Testigos a Iconos y tampoco quieren volver a esa vida en la que no hay fama ni lujos. Pero, ¿qué diferencia hay realmente entre unos y otros? Todos buscan atención. Los Iconos ansían mantener la curiosidad de todo el mundo, y los Testigos que quieren llegar a ser como ellos viven con la presión de poder conseguirlo algún día y así poder tener cierto control sobre sus vidas. Solo los Desconectados son realmente libres, sin presión, sin necesidad de atención, sin miles de ojos mirando y juzgando y decidiendo si merece la pena que sigas siendo quien eres o que bajes un escalón en la jerarquía social.


No me ha pasado por alto que la red social en la que todos están metidos se llame Pandora, y que su icono sea una caja que al abrirse muestre corazones, pulgares arriba u otros símbolos que marcan los espectadores. Cierto es que los participantes, al recibir la invitación de Imperio pueden acudir voluntariamente, pero la gran mayoría ansía ese momento, animados por Sadie Craft, la mujer que está detrás de los juegos y que lidera a los Imperiales. A su vez, los Testigos también participan desde sus casas ya que por una vez se les da la oportunidad de tener el poder sobre algo. Sin embargo, ya tienen el poder, porque si nadie viera el concurso, si toda esa atención no fuera dedicada a lo que precisamente quieren los Imperiales, nada de eso tendría sentido.


Como comentaba al principio, esta historia me ha recordado a 1984 o el conocido programa de televisión Gran Hermano, la serie Bienvenidos a Edén que también busca reclutar a jóvenes influyentes para sus objetivos, o las películas basadas en novelas como Los Juegos del Hambre o Nerve. En Imperio no necesariamente tiene que morir ningún participante, aunque las pruebas a las que se someten los Iconos pueden ser arriesgadas. Todos estos son ejemplos de distopías sociales, en las que unos pocos someten al resto, y estos, creyéndose más débiles, suelen acatarlo en favor de su propia supervivencia. Sin embargo siempre suele haber alguien que opone resistencia, que busca una revolución ya sea particular o colectiva, que no está de acuerdo en vivir de la forma en la que otros han establecido.


La novela Imperio es todo esto, además de tratar temas como la familia o la amistad desde un punto de vista diferente al habitual: la familia como negocio, la amistad por interés. Por suerte no todo es negativo, y, al igual que, como narra el mito, al fondo de la caja de Pandora quedó guardada la esperanza con la que la humanidad es capaz de enfrentarse a las adversidades, algunos de estos personajes tampoco la pierden.


 Posts destacados
Posts recientes
bottom of page