Del amor y otras pandemias, de Myriam M. Lejardi
Del amor y otras pandemias, de Myriam M. Lejardi, es una historia que quise leer casi desde que descubrí su existencia. Y aunque está ambientada en la situación vivida el año pasado (parece lejano utilizando esa expresión, pero yo al menos siento todo este tiempo como un continuo, aunque hayan ocurrido tantas cosas y hayamos pasado por diferentes fases) durante el confinamiento, se trata más bien de una historia de amor durante la pandemia.
Cuando comienza el confinamiento, Lara tiene que mudarse al piso de David por varios casos del virus en la residencia de estudiantes en la que vive. La convivencia al principio es complicada, ya que ambos son muy diferentes y además se conocen desde el colegio, lo que hace que lo vivido en el pasado no ayude a que se lleven bien durante esta época tan complicada. Sin embargo están condenados a entenderse.
Del amor y otras pandemias es una lectura muy ágil, está escrita en primera persona desde el punto de vista de Lara y David, dos personajes con caracteres antagónicos. Esto hace que sepamos qué siente cada uno en cada momento, o más bien su confusión sentimental conforme avanza la novela, al igual que estamos impacientes por saber en qué punto acercarán posturas. Él: presumido, deportista y solitario; ella: extravagante, cocinitas y sociable, aunque con más cosas en común de las que piensan. Y es que ellos no podían llevarse mal durante todo el confinamiento. La convivencia, y sobre todo la comunicación, hacen que se conozcan mejor y que empiecen a comprenderse.
Una curiosidad sobre la historia es el concepto de metaficción. Lara, que estudia Comunicación Audiovisual, aprovecha el confinamiento para comenzar un guion para una de sus clases. Paralelamente a su convivencia con David, ella idea una relación entre su vecina del piso de abajo y una chica que vive en el edificio de enfrente. Imagina cómo son, cómo pueden llegar a conocerse, cómo pasan los días en la distancia y solo unidas a través de una ventana, cómo pueden llegar a enamorarse... Y David, que la ayuda con sus correcciones, le da consejos para crear una trama más llamativa, que atrape al lector, cosa que consigue la propia autora al mismo tiempo, Myriam M. Lejardi, con la historia de ellos dos.
David, además, tiene un gato, Toño. A pesar de estar en medio de esta complicada relación consigue ser un punto de unión entre ambos y un oyente paciente de los dilemas del protagonista. Yo, que también tengo un gato, entiendo ese punto de complicidad con el animal, y aunque no habla es una gran compañía y resulta un elemento de la historia que ayuda a empatizar con el lector (ahora mismo, mientras escribo estas líneas, tengo a mi gato encima, como suele ser habitual siempre que cojo el ordenador, así que sé de lo que hablo).
Todavía no había comentado que el libro está ilustrado por Yolanda Paños. Los inicios de capítulo han quedado muy bonitos, además de la parte inferior de las páginas, en las que aparece Toño en diferentes posturas gatunas. Esto sin duda le da un valor añadido a la novela, lo que ya he comentado en otras ocasiones, no solo acompañando al texto, si no también completando la obra y dándole un toque artístico.
Hace unos meses, cuando estábamos en pleno confinamiento, me entrevistaron desde la Asociación Literaria y Cultural Escritores en su tinta a la que pertenezco, y en aquel momento me preguntaron si lo vivido me había inspirado o me haría escribir algo relacionado en el futuro. Yo contesté que no, porque no quería rememorar todo lo que habíamos pasado, lo que significaba y porque realmente me había sentido bastante bloqueada creativamente hablando. Sin embargo, historias como esta, ambientada en la pandemia del Covid-19 de 2020, pero que no trata de ello expresamente aunque lógicamente los personajes la están viviendo, hacen que en el futuro posiblemente si la vuelvo a leer recuerde todo esto de otra manera. No con el sentimiento de angustia e incertidumbre que hemos tenido y seguimos teniendo muchos, que deriva en seguir adelante con prudencia porque no nos queda otra. Quizá lo recuerde como el año en el que conseguimos avanzar a pesar de esto, y que autoras como Myriam dieron una vuelta de tuerca y escribieron una novela en la que hay alegría, discusiones, romance, picardía, enfados y reencuentros, pero no por una pandemia, sino porque eso es la vida en general. Y dentro de unos años tendrá su importancia porque además está basada en hechos reales que hemos vivido, tan reales como las relaciones humanas y el amor.
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