10 cosas (literarias) sobre mí
Esta semana os cuento 10 cosas literarias sobre mí. Esto surgió a raíz de que me nominaran para contar 8 cosas sobre mí en Instagram y, dado que no soy muy partidaria de hablar de mi vida privada en redes y tampoco de seguir esos juegos, la verdad, decidí darle una vuelta y hacerlo sobre mi vida literaria, cosa que me apetecía más. Dado que la mayoría de los que contestaron a mi encuesta querían que retomara y ampliara el tema aquí, voy a contaros un par de cosas más y detallar el resto, ya que por stories se hacía un poco pesado. Espero que os guste.
1. El primer cuento que escribí (de muy pequeña) contaba la historia de un chico que tenía un gato. El chico se enamoraba de una chica y el gato, de la gata de ella. Tenía dibujos. Si no recuerdo mal, este cuento lo escribí para el colegio, en primero o segundo de primaria, en las típicas hojas pequeñas con renglones para escribir recto. Todavía lo tengo guardado.
2. Empecé a escribir ciencia ficción incluso antes de ser consciente de ello. Era la primera parte de lo que pensé como una trilogía, aunque me quedé a medias del segundo libro. Los viajes en el tiempo eran algo importante en la trama, al igual que la desaparición del padre de la protagonista. La historia tenía tres narradores, dos chicas y un chico. Los tres eran buenos amigos y cada parte del libro la narraba uno de ellos desde su punto de vista. Al haber introducido los viajes en el tiempo, en cada una de las partes se podían explicar algunas cosas que por sí solas no se entendían. El tema de los viajes en el tiempo me fascina, el hecho de que puedan ocurrir ciertas cosas, pero donde siempre está la pregunta de ¿sucede así porque tenía que ser así o porque al viajar en el tiempo el protagonista ya sabía ciertas cosas y actúa en consecuencia? En este caso, ¿existe realmente el libre albedrío o el destino está escrito?
3. Tengo algo así como memoria selectiva con los libros que leo (y más cuando pasa más tiempo desde que los leí). Me acuerdo de detalles concretos, pero a lo mejor olvido parte de la trama. Esto me pasa mucho, también con películas o series, supongo que no soy la única. Esto lo puedo enlazar con el punto 5 (baja hasta él o sigue el orden, como quieras).
4. Los autores de los que más libros he leído son Laura Gallego e Isaac Asimov, pero tienen muchos más libros de los que yo he leído. Veamos, de Laura Gallego he leído la trilogía de Memorias de Idhún, la bilogía Alas de fuego y las Crónicas de la Torre, por lo tanto 3 + 2 + 4 = 9.
De Isaac Asimov he leído Bóvedas de acero, El fin de la eternidad, El sol desnudo, Viaje alucinante, Los propios dioses, la trilogía de La fundación (en la edición que yo tengo están los tres libros en uno: Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación), Sueños de robot y Estoy en Puertomarte sin Hilda y otros cuentos, estos dos últimos son libros de relatos. En total 8.
Estos son dos de mis autores favoritos, además de prolíficos, por lo que me quedan muchas obras suyas por leer y quizá siga haciéndolo más adelante, aunque en este momento estoy en una etapa de experimentación, donde leo más variado, para mí o para el blog, aunque la ciencia ficción sigue siendo un must read.
5. Algunos de los libros que tengo pendientes de releer son El lobo estepario, de Hermann Hesse, y La mano izquierda de la oscuridad, de Úrsula K. Leguin. Creo que son de esos libros que leí en un momento equivocado de mi vida y que por eso no los entendí del todo o no los aprecié como debería. Uniendo esto al punto 3, diré que de El lobo estepario recuerdo más bien el final, cuando el protagonista llega como a una especie de teatro con varias puertas y tras cada una de ellas está una posible vida que podría haber vivido (eso es lo que recuerdo, pero no descarto estar totalmente equivocada). De La mano izquierda de la oscuridad recuerdo el viaje del protagonista. ¿Y nada más, Irene? Nada más, por eso me gustaría volver a leerlo en algún momento. Además, a modo de curiosidad, Úrsula K. Leguin falleció en enero de 2018, y unos días después yo hice una presentación en Valencia del libro Alucinadas III junto con otra de sus autoras, Iulia Olmeda. Ese día, uno de los asistentes comentó esto y habló de la autora y nos preguntó si habíamos leído algo de ella, a lo que yo contesté que había leído este libro, sin embargo, fui incapaz de resumirlo decentemente. Ahí me di cuenta de que no lo había comprendido bien o no lo había leído con atención.
6. A veces me inspira para escribir música que considero scifi. Por ejemplo:
· Nigel Standford, su álbum Solar Echoes tiene un estilo muy espacial, ya no solo por los títulos de las canciones, sino por lo que a mí me inspiran. Otras canciones suyas que me gustan son Automatica, Icarus o Wind it up.
· Dreamstate logic. De este grupo no he escuchado tantas canciones, pero las que he escuchado me gustan mucho, como por ejemplo Earthbound o Galaxy's child.
· The Glitch Mob. El álbum completo Drink the sea tiene canciones animadas, algunas me resultan más scifi que otras, pero lo suficiente como para ponerlo en esta lista. La mayoría son instrumentales.
Estos artistas realmente componen música electrónica, pero el estilo que tienen, para mí, se puede considerar de ciencia ficción. Otro tipo de música electrónica no me hace sentir lo mismo que esta. La mayoría de estas canciones son instrumentales, sin voz, porque la propia música ya está lanzando un mensaje.
7. No me gusta dejar los libros a medias de leer, pero si se me atasca mucho la lectura es inevitable. Me ha pasado pocas veces. Me quedé como a treinta páginas de acabar En las montañas de la locura, de H.P. Lovecraft o con Las estrellas son legión, de Kameron Hurley. Tampoco he terminado de leer todos los relatos de la antología Maldita la gracia o el III Premio Ripley, por ejemplo (estos libros me gustaría retomarlos en algún momento, pero en su día fueron superiores a mí, o en el caso de las antologías, salvo las que he reseñado hasta la fecha en el blog, las demás suelo abrirlas por un relato al azar y empiezo a leer, quizá por eso no termino de leerlas, yo necesito orden).
Intento terminarme los libros, por muy malos que me parezcan o muy aburridos que me resulten, pero llegado a cierto punto tengo que dejarlos. La razón es que no me gusta leer más de un libro cada vez, por lo que si me atasco con uno, no puedo seguir leyendo. Para estar sufriendo por acabar un libro, mejor lo dejo y empiezo con otro. Siempre puedo retomar esa lectura, quizá en otro momento que esté más receptiva.
8. No tengo una rutina de escritura, soy un poco desastre en ese sentido. Pero cuando escribo, aunque sean 500 palabras, me siento bien. Lo que me pasa también es que soy más de inspirarme cuando me pongo a escribir, no puedo ponerme a pensar en algo y escribirlo cuando lo tenga claro, sino que, si no me pongo a escribir, no escribo. Puedo tomar notas en las miles de libretas que tengo, pero muchas veces, cuando me pongo a escribir en serio, a veces ni siquiera utilizo esas notas porque es como que se me ha ocurrido «fuera de sitio». Cuando me pongo a escribir, la historia va saliendo, es cierto que puedo guiarla un poco hacia donde quiero que vaya, lo que quiero contar o el mensaje que quiero transmitir, pero todo lo demás soy incapaz de planificarlo. Como ya comenté en otro post, soy escritora brújula.
9. Soy muy tiquismiquis con la corrección. Seguramente, si habéis leído algún libro mío hayáis encontrado alguna errata, (pero no será por falta de revisión o por dejadez) porque por mucho que se revise, es inevitable. Yo encuentro erratas hasta en libros de editoriales con renombre, de grandes tiradas o en traducciones, pero es que somos humanos, tanto el que escribe como el que corrige o traduce.
También me dedico a corregir, aunque no lo hago a tiempo completo. He corregido sobre todo relatos, novelas y libros de autoconocimiento/autoayuda. No me considero una profesional de la corrección, pero al igual que no me considero una profesional de nada, porque siempre estoy aprendiendo, mejorando y descubriendo cosas nuevas. Pero sí que soy una persona muy detallista y perfeccionista en ese sentido. Porque me gustan los libros, me gusta leer y me gusta contribuir a que estén lo mejor posible. Si encontráis una errata en un libro, posiblemente será de las pocas que se le han escapado al corrector, pero el texto estará mucho más pulido que al principio, aunque no lo veáis. Es uno de esos trabajos que, cuando están bien hechos, pasan desapercibidos, pero están, son importantes y a valorar.
A modo de ejemplo, decir que a mí como correctora me ha pasado que incluso el corrector automático del procesador de textos se equivoque porque no entiende el contexto o da por buenas palabras que son correctas porque existen en el diccionario, pero están mal colocadas en la frase. Por ejemplo, la palabra «nuca» y la palabra «nunca», ambas existen, nuca es sustantivo, la zona del cuerpo donde se une la espalda con la cabeza; nunca es un adverbio de tiempo. En un libro de otro autor que he corregido, me ha pasado que el corrector automático no lo marcara como error, cuando el autor escribió nuca en lugar de nunca, sin darse cuenta, porque ambas palabras existen y están bien escritas. Ahí está el ojo humano.
10. Cuando iba al colegio, no recuerdo el curso exacto pero yo debía de tener entre 10 y 12 años, quedé segunda en un concurso de dibujo. El dibujo que teníamos que entregar tenía algo que ver con las energías renovables o el ahorro de agua, porque recuerdo que pinté a un chico en su casa duchándose y en el tejado tenía placas solares, por lo que el agua salía caliente aprovechando la energía del sol. El primer premio del concurso era una bicicleta, que se lo llevó un chico que creo que era un año menor que yo. Os podéis imaginar, a esa edad era un súper premio, y a cualquier edad una bici está muy bien. El tercer premio creo que era un estuche con un montón de pinturas, se lo llevó otra compañera. Y mi segundo premio era una colección de libros de El barco de vapor. Es decir, que mi premio era el «peor». Claro, para la edad que teníamos, comparar un montón de libros con una bicicleta y un estuche de pinturas... El caso es que yo estaba muy contenta con mi premio y todavía conservo los libros. Lo que pasó es que era una colección de libros demasiado infantiles para mí con esa edad, y creo que leí solo uno o dos. En aquel momento no me llamaban la atención y no leía tanto como ahora. Todavía los conservo:
